Un buen mantenimiento y limpieza del cabezal de impresión de una impresora asegura una óptima calidad a la hora de realizar las impresiones y evita su deterioro prematuro.
Los síntomas más visibles de un cabezal en mal estado son las impresiones heterogéneas o deficitarias de uno o varios colores, con zonas clareadas y sombras.
Detrás de estas disfunciones, suelen encontrarse problemas como la obturación y suciedad de los cabezales. El de color negro es el que con más frecuencia los presenta.
Un uso infrecuente o, temporalmente, muy espaciado de la impresora; y utilizar tinta de mala calidad, con una inadecuada densidad o mala composición química, pueden provocar que el cabezal se tape y detenga el flujo de tinta hacia el exterior.
Para evitar este tipo de situaciones más extremas, es recomendable un uso habitual de la impresora y efectuar una limpieza de los cabezales mediante los programas de mantenimiento, limpieza y limpieza a fondo, de la utilidad de autolimpieza de la impresora.
Si se da el caso de que la autolimpieza ya no da los resultados óptimos y el cabezal sigue con problemas, es interesante repetir la operación en sucesivas ocasiones, con el fin de ablandar la tinta y facilitar el proceso.
Si, aun así, el cabezal sigue teniendo problemas de obstrucción o suciedad, es recomendable acudir a las instrucciones de la impresora para localizar el lugar donde se encuentran los cabezales y; tras retirar el cartucho de tinta correspondiente, aplicar unas gotas de alcohol isopropílico en el contenedor de tinta, lugar desde donde la tinta fluye del cartucho al cabezal; y ejecutar, posteriormente, una nueva autolimpieza de cabezales.
En cualquier caso, como conclusión, utilizar tinta de calidad, ejecutar regularmente la autolimpieza de cabezales y un uso habitual de la impresora son las mejores formas de mantener en óptimas condiciones el cabezal de impresión.
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