A la hora de comprar una impresora nueva nos fijamos en las características que la convierten en la idónea para cubrir nuestras necesidades. Tendremos en cuenta el precio pero también que la calidad sea acorde y por lo tanto la resolución de la impresora es la clave para la elección de la definitiva.
Cuando decidimos comprar una impresora tenemos que tener en cuenta ciertos parámetros para tomar la decisión idónea. La cuestión del tipo de cartuchos, las opciones de impresión y el tipo de impresora (láser o de inyección de tinta) suelen ser las primeras cosas que miramos. Pero la resolución de la impresora es prácticamente lo más importante, ya que supone la clave para la elección final.
La resolución de la impresora
A lo mejor, en un principio no prestamos atención a la resolución; nos dejamos llevar primero por decisiones más evidentes, como la marca de la impresora o el precio. Pero la resolución es primordial ya que la calidad de los documentos o imágenes que imprimamos dependerá de la resolución que pueda alcanzar la impresora.
En función del tipo de cosas que vayamos a imprimir, es decir, el uso que le daremos a nuestra impresora, la resolución será un factor relevante o no. Si vamos a imprimir sobre todo documentos de texto, no necesitaremos demasiada resolución, mientras que si lo que queremos es imprimir fotografías, la resolución es lo más importante para conseguir la mayor calidad.
Puede que lo de la resolución en las impresoras no nos suene mucho porque lo tenemos más asimilado a la calidad de las cámaras de fotos, pero en cuestión de impresión supone una diferencia considerable.
¿Cómo se mide la resolución de la impresora?
La manera de medir la resolución de una impresora es en “puntos por pulgada”, que habitualmente encontraremos abreviado por “ppp”. También podemos encontrarlo como “dpi” que significa en inglés “dots per inch”.
Los puntos por pulgada son el número de puntos de tinta individuales que una impresora puede crear en el espacio a lo largo de una pulgada. Cuantos más puntos individuales es capaz de producir, mayor será la resolución de la impresora, y cuantos menos puntos imprima en el espacio de una pulgada, menor será la resolución.
La cantidad de puntos por pulgada de una impresora depende de diversos aspectos, entre otros la forma en la que aplica la tinta en el papel o la calidad de los componentes de la propia impresora, así como la propia tinta o el papel escogido.
El tipo de impresora tiene que ver en cuanto a la resolución de esta. Por ejemplo, las impresoras matriciales suelen tener poca resolución (como mucho 90 ppp) mientras que una impresora de inyección de tinta puede llegar a los 300 ppp, que suele ser una muy buena resolución.
Por su parte, las impresoras láser pueden tener mucha más resolución por la forma en la que aplican la tinta, así que pueden llegar a los 1200 ppp.
Actualmente, podemos encontrar impresoras domésticas con una resolución mínima de 600 ppp. Esto es perfecto para imprimir fotografías o cualquier otro documento. En impresoras profesionales podemos encontrar resoluciones incluso mayores de los 2000 ppp, lo que garantiza una calidad increíble en la impresión de los trabajos.
Como conclusión, podemos decir que la resolución de la impresora debería de ser un factor decisivo a la hora de escoger una impresora nueva. Sobre todo podemos tener en cuenta para qué la necesitamos y cuál es el uso que le vamos a dar habitualmente. De esta forma, no gastaremos más dinero del necesario si no necesitamos que la impresora tenga una resolución demasiado alta.
Esperamos que este post sobre la resolución de las impresoras te haya resultado útil para decidir qué resolución necesitas y por qué es tan importante. ¡Nos leemos en el próximo post!
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