En los últimos años hemos visto cómo los precios de las impresoras 3D han bajado considerablemente. El beneficio para los consumidores queda claro: buenas prestaciones a precios contenidos. Esto pone la más alta tecnología a disposición de un gran número de usuarios.
Las impresoras 3D nos causaron un auténtico shock hace ya unos años, cuando mucha gente tuvo el mismo sueño de poder imprimir sus propias creaciones. La posibilidad de crear mediante impresión 3D objetos como juguetes, figuras decorativas, piezas de coche, piezas industriales o prendas y complementos de vestir. ¿No es increíble?
En el mundo de la tecnología suele ocurrir que nuestra imaginación va más rápido que la realidad. Lejos quedan ya esos tiempos, hace no demasiados años, en que se llegó incluso a creer que todos llegaríamos a poder imprimir en 3D nuestra propia pistola, algo que sin duda hizo saltar alarmas infundadas. La realidad es que los avances en esta tecnología han ido por un camino bien distinto y las impresoras 3D han tenido, tienen y seguirán teniendo un impacto positivo en la sociedad.
Las impresoras 3D se han ido popularizando de forma progresiva y hoy en día se pueden adquirir por precios bastante asequibles. Las ventas para uso doméstico no son aún muy altas al ser un dispositivo al que aún no nos hemos habituado para tener en casa, pero están aumentando cada año y ya puede decirse que más pronto que tarde habrá una impresora 3D en un porcentaje alto de hogares.
Donde las impresoras 3D sí están teniendo ya una alta demanda es en ámbitos como la impresión de productos para clientes. Es el caso de maquetas, figuras, piezas, recambios o herramientas. La labor que se puede realizar con las impresoras 3D es diferenciadora y se trata de dispositivos que hacen más fácil el trabajo de profesionales de la publicidad, la decoración, la moda o los diseñadores gráficos.
Actualmente podemos encontrar en el mercado impresoras 3D baratas desde unos 150-200 euros que puedes montar tú mismo de forma sencilla. Y hay excelentes impresoras 3D ya montadas a partir de 200-300 euros. Lógicamente, para hacer un uso profesional de la impresión 3D se requieren máquinas con un rendimiento superior que también ven incrementado su precio.
Como puedes ver, ya sea como un hobby divertido o para sacarle utilidad o trabajar, las impresoras 3D pueden convertirse en grandes compañeras.
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